Es muy frecuente que los adultos mayores o algún familiar hagan una primera aproximación para empezar un taller de dibujo y pintura. Lo que es menos frecuente es que tengan la confianza de llegar más lejos que sólo distraerse.
A la hora de crear, uno crea combinando los elementos que tiene disponibles (materiales, conocimientos, sentimientos, capacidades, técnicas, etc.). Nuestra forma de enseñar hace hincapié en brindarle a los alumnos más herramientas.
Suele decirse que las actividades artísticas sirven para distender, para relajar, para distraer. En el caso de las personas que poseen capacidades diferentes, trastornos, o enfermedades, es uno de los casos en los que se aplica este pensamiento. Es cierto que esto se verifica en muchos casos. Sin embargo, del modo que nosotros lo entendemos, puede ser mucho más.
Este sábado 2 de diciembre realizamos la primera parte de la muestra anual de nuestros grupos de Jóvenes y Adultos.
El título de la muestra es “Rostros y Flores”. Bajo esa consigna se realizaron trabajos que se recostaron en mayor o menor medida en alguno de los términos del disparador, o en ambos. Las variantes desarrolladas por los participantes de los talleres generaron obras de muy buena factura y un abanico de direcciones abiertas realmente amplias y de gran belleza.
Un taller de arte para niños tiene una clara misión: que los chicos aprendan y se diviertan a la vez. Hay situaciones cotidianas que a los adultos se nos tornan normales y de tan rutinarias, nos parecen obvias. Pero en los niños el factor “por primera vez” juega un rol fundamental.
Hay muchas maneras de referirse a espacios en los que se desarrolla el arte. Clases, Cursos o Taller son algunas de las más comunes, aunque no todas significan lo mismo ni refieren a la misma forma de desarrollar el arte.