Un taller de arte para niños tiene una clara misión: que los chicos aprendan y se diviertan a la vez. Hay situaciones cotidianas que a los adultos se nos tornan normales y de tan rutinarias, nos parecen obvias. Pero en los niños el factor “por primera vez” juega un rol fundamental. Al enfrentarse a un taller de arte, no saben bien con que se encontrarán; pero si saben por qué llegaron allí: porque dibujan pero no están conformes con sus dibujos, porque suelen dibujar mucho, porque lo hacen mejor que el resto, porque dibujan bien pero hay algunas cosas que no les salen, porque alguien en la familia dibuja o pinta, o por todos estos motivos juntos. En cualquier caso esperan poder desarrollarse y aprender, más o menos rápidamente, a dibujar y pintar mejor.
Suelen utilizar el dibujo para contar historias, en muchos casos hasta llegan a las clases de dibujo con aproximaciones a la historieta (comic o manga). Generalmente preocupados por poder construir figura humana para tener una mejor concreción de los personajes de sus dibujos o historietas favoritos. Hasta ahí, podemos conocer algunas de las cosas que “esperan” los niños o adolescentes.
Pero ¿Cómo se abordan estas expectativas?
En Talleres de Arte El Puente vamos directo a fortalecer estas herramientas del dibujo. Ejercitar la visión y el lenguaje visual, para poder geometrizar, proporcionar, pensar el espacio y los volúmenes. El trabajo sobre las estructuras que forman un cuerpo (a través de la simplificación en formas geométricas) es de gran ayuda en el proceso de comprensión de la imagen.
Cómo dijimos anteriormente uno de los deseos es aprender rápidamente para empezar YA a hacer lo que se tiene en mente. No existen procesos mágicos ni atajos para acelerar el proceso de aprendizaje. Pero existe la posibilidad de ir rápidamente a lo básico, de empezar por el lugar correcto. Es increíble ver cómo en unas pocas clases, esta forma “nueva” de observar y luego crear, produce un progreso muy rápido inicial, que genera más y nuevo entusiasmo.
Claro está que siempre hay nuevos obstáculos y desafíos para ir abordando y resolviendo. El método correcto de enseñanza es el que elige los obstáculos adecuados para el momento en el que se encuentra el alumno. Si la dificultad es muy grande, se transforma en un obstáculo insalvable y produce frustración; pero si no hay dificultad, no hay desafío y no se produce el avance, simplemente porque no hay nada que resolver. La dificultad justa es la que desafía para que, con las herramientas que se van incorporando, se busquen soluciones. Las soluciones se inventan, se construyen motorizadas el deseo de hacerlo bien, cada vez mejor. Con esta premisa trabajamos para darle a ese amor genuino por el dibujo, la pintura y el arte en general, las herramientas necesarias para crecer y hacerse realidad.
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